HUELE A MIEDO

HUELE A MIEDO

Con frecuencia, los olores nos despiertan sentimientos intensos. Esto se debe a que la nariz tiene una conexión directa con el sistema límbico, área del cerebro donde se procesan las emociones.

Muchas veces somos conscientes de esos sentimientos, como cuando el olor a crema solar nos recuerda las vacaciones y nos hace sentir calmados. Pero otras muchas veces somos totalmente inconscientes de que un olor ha conseguido afectar nuestro estado emocional.

La Doctora en psicobiología, en la Universidad de Düseldorff, Bettina Pause ha publicado varios trabajos sobre la comunicación química por moléculas que tiene lugar entre los seres humanos. Uno de sus trabajos que más me fascinan es como olemos el miedo de las demás personas y como nos contagiamos del mismo sin ser conscientes de ello.

 

En uno de sus estudios, Pause, recogió muestras de sudor de personas en dos situaciones:

1. Una situación altamente emocional (estudiantes realizando un examen oral decisivo). Al analizar esta muestra de sudor, como era de esperar, registraron más sustancias químicas relacionadas con el miedo.

2. Una situación emocionalmente neutra en la que las personas realizaban remo sobre un ergómetro.

A continuación, Pause y sus colaboradores expusieron a otros jóvenes de ambos sexos a las muestras de sudor recogidas y posteriormente les pusieron unos auriculares en los que, sin previo aviso, de repente se escuchaba un ruido muy fuerte. Al parecer, las personas que habían olido el sudor de los participantes en la situación de miedo fueron los que más se sobresaltaron con el ruido porque, sin ser conscientes de ello, el olor les había puesto en situación de alerta, cosa que no sucedió con las personas que no habían olido el miedo.

  • El miedo se huele y, a través, entre otros, de ese olor y, de forma inconsciente, se contagia. Así que parece que sí puede tener sentido esa frase común que se suele utilizar en el deporte de: “se huele el miedo”.

Chemosensory anxiety signals augment the startle reflex in humans. A. Prehn et al. en Neuroscience Letters, vol.394, págs 127-130, 2006

De acuerdo, el miedo es contagioso y afecta al rendimiento, pero… ¿Podemos reducir la probabilidad de que aparezca?

Para poder dar respuesta tendremos que conocer qué es lo que provoca que surja el miedo:

  1. La percepción consciente, o inconsciente, de que se aproxima un daño físico o psicológico para la persona o un ser querido por esta.
  2. Inseguridad respecto a la propia capacidad para afrontar una situación que la persona percibe como de importancia para ella.
  3. La intensidad de la respuesta de miedo (tener más o menos miedo) depende del grado de incertidumbre que se tenga sobre lo que puede pasar.

Entonces, ¿Qué podemos hacer?

  • Reducir la incertidumbre. ¿Cómo? Con la sensación de control. Ocupándote de todo lo que sí puedes hacer ahora y ayuda a aumentar la probabilidad de que el resultado sea el que quieres.
  • Evitar la anticipación de consecuencias. ¿Cómo? Centrándote en el aquí y ahora. Olvidando lo que puede pasar en el futuro y actuando en tu presente. El único momento en el que puedes actuar es ahora. Desde tu presente defines tu futuro.
  • Reforzar tu sensación de capacidad. ¿Cómo? Rememorando situaciones similares que ya hayas vivido y en las que has podido rendir en condiciones óptimas. Repasando tus cualidades y puntos fuertes.
  • Quitándole peso a la posible consecuencia negativa. ¿Cómo? Poniéndote en el peor de los casos y viendo hasta que punto, es de verdad tan grave lo que puede pasar en negativo.

 

¿Quieres que te ayudemos a gestionar mejor tus emociones compitiendo?